Pues bien. Yo trabajaba ya en uno de esos lugares paradisíacos a los que se va a todo, menos a trabajar. Una playa. Un día, mi jefa, intrépidamente, me solicita un papel relacionado a mi escuela (obvio, el que no tenía). Tuve que ir a mi ciudad. Y empezó. Ir a mi ciudad implicaba dejar de trabajar, menor ingreso, trastornarme la vida. Lo hice, pero de mala gana. Y la tramitología…pfff.
Había leído 10 veces los requisitos para el dichoso papelito, lo tenía todo listo. Nada podía salir mal. Me dirigí a la universidad. Llegué a la ventanilla correcta, con mi sobre amarillo tamaño industrial (lleno de copias y fotografías). Pongo mi mejor sonrisa.
-Buen día, señorita, vengo a solicitar fulano papel. -¿Trae todo? ¿Las fotos de la 1ra. comunión de su abuelita, tamaño infantil, en sepia?
-Ejem, sí, las tengo. -¿La cartilla de vacunación del perro, con la calca de estrellita que daban en 1935, en la SSA?
-Sí, dos copias, señorita. -¿Trae sus fotos de la graduación del kinder? -Sí! -¿En la que sale con su tío Pepe? -Sí!
-Démelas ordenadas por fecha, color de ojos y tamaño de pastel, por favor.
Haciendo gala de una paciencia casi divina, meto las manos a mi sobre amarillo tamaño industrial y busco la pequeña bolsita con las fotos. No estaban. ¡No estaban! ¡¿Dónde las puse?! ¡Pero si yo las metí! Quería morirme de coraje. Y no traía dinero para ir a tomar otras. Caos. Tendría que ir a casa de mi madre, tomar dinero de su bolsa, ir a tomar de nuevo las fotos y regresar a hacer fila. Y no había fumado. Salí del lugar, bufando casi, me dirigí a mi auto. Abro la puerta y ahí estaban, en el piso, la bendita bolsita transparente con las fotos. Sonreí maliciosamente y regresé a la ventanilla. ¿Historia corta? No tenía suficientes copias de la foto del kinder con mi tío Pepe. Ni dinero. ¡Ni cigarros! Corrí de nuevo al carro, dejando tras de mí un rastro de azufre, muy seguramente. Abro la puerta, 20 pesos al piso.
Me dirijo a la biblioteca, a sacar copias. Una fila de 17 personas antes de mí. Respiro. Prendo mi iPod y me relajo. El chico que me precedía, un chavo bajito, delgado, moreno. Se veía que no era de la ciudad. Cargaba un gran libro de Economía. De repente, salen de la fila 15 personas. No podía estar más feliz. El chico sacó sus copias. Al momento de pagar, se veía muy preocupado. No traía suficiente dinero. Yo me ofrecí a pagar la diferencia, con tal de que me dejara tomar mis copias. Aceptó muy apenado y me sonrió. Me dirijo a la ventanilla, hago mi trámite, me informan que tendré que regresar al día siguiente por la tarde.
Salgo de ahí con ganas de fumar. Voy al Oxxo y pido un cigarro suelto. No los venden. Joder.
Salgo de ahí con ganas de fumar. Voy al Oxxo y pido un cigarro suelto. No los venden. Joder.
Regreso al auto a mendigar monedas. No había. Quería llorar. Decido que mejor me relajo en la sombra, aunque sea sin cigarro. Frente al lugar había unos rosales con hermosas flores.Fuí a verlas. Mientras las admiraba, volteo hacia abajo. Justo al pie del rosal, un billete de 100 pesos. ¡Tenía que ser una broma! Casi lloro. Poquito
Fuí al Oxxo, compré un té helado, unos cigarros y hasta un encendedor nuevo. Me sentía generosa. Regresé a sentarme a la sombra, a disfrutar del momento escuchando música y fumando. Lo merecía. En ese instante, apareció el chico.
Ese, el de la biblioteca. Me dijo: -¿No estabas en la ventanilla 5, hace poco? -Sí, me dijeron que regresara mañana.
-¿Cómo te llamas? -Isabel. -Espera. Regresó a los 10 minutos, con mi papel imposible en la mano y me lo dió.
Me dió las gracias con una gran sonrisa. Yo no podía creerlo. Sonreí a mi vez y se lo agradecí.
Fuí al Oxxo, compré un té helado, unos cigarros y hasta un encendedor nuevo. Me sentía generosa. Regresé a sentarme a la sombra, a disfrutar del momento escuchando música y fumando. Lo merecía. En ese instante, apareció el chico.
Ese, el de la biblioteca. Me dijo: -¿No estabas en la ventanilla 5, hace poco? -Sí, me dijeron que regresara mañana.
-¿Cómo te llamas? -Isabel. -Espera. Regresó a los 10 minutos, con mi papel imposible en la mano y me lo dió.
Me dió las gracias con una gran sonrisa. Yo no podía creerlo. Sonreí a mi vez y se lo agradecí.
Sobra decir que ya no hago trámites tardados en la universidad, y Chon -así se llama el chico delgado-, ya es director del área ventanilla 5.
Moraleja de la historia: ayuda a un estudiante de economía en la universidad y tendrás cáncer de pulmón en menos tiempo.
Isabelle Cigarras.
a quien no le ha pasado esto, digo mil copias fotos , etc pero bueno al final de cuentas todos conseguimos el papel XD saludos
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